1980 fue el año en que Jamie Uys nos brindró un filme cómico sobre Xi, un habitante del desierto de Kalahari que inicia un recorrido hacia el fin del mundo para deshacerse de una rara herramienta que mandaron los dioses a su comunidad pero que a su vez ha traido sentimientos que no conocían los miembros de la tribu Sho. Durante su travesía observa muchísimas cosas totalmente extrañas para él, se encuentra con los dioses, seres muy diferentes a él y que no logra comprender totalmente, pero siempre es amable con ellos.
Xi pertenece a una de las mejores y más tranquilas aldeas del Desierto, siendo un excelente cazador y en general una gran persona. Los dioses deben estar locos es una pelicula muy divertida, con escenas a cámara rápida que me hicieron recordar aquellas tomas clásicas de los tres chiflados. Para pasar un rato agradable con quien sea y disfrutar de una buena película, The gods must be crazy es una muy buena opción.
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